Victoria Tsekidou: “Yo veo arte en todo”

Málaga tiene algo especial, además de ser una ciudad que ha demostrado de sobras que es hospitalaria, también atrae el talento, y no hablamos solo de talento empresarial de las grandes empresas que están abriendo sus sedes aquí, también atrae el talento artístico, el que ha nacido aquí y el que viene porque se enamora de la ciudad.

Es el caso de Victoria Tsekidou, nacida en Rusia y que se fue a vivir a Grecia a los 13 años, país natal de su madre y de la familia de su madre. Tiene una mezcla de raíces muy variadas, lo cual la convierte en una mujer muy especial, con una mentalidad muy abierta y con un gran conocimiento de diferentes culturas. En Grecia vivió 6 años y se fue a estudiar a Inglaterra, donde pasó los siguientes 10 años de su vida, y ahora, ya lleva 10 años viviendo aquí en Málaga.

Tal y como nos cuenta Tsekidou se siente afortunada de haber viajado y vivido en otros países, y eso, sumado a la diversidad de familiares que tiene por el mundo, la ha convertido también en una mujer políglota que habla ruso, griego, inglés, español, un dialecto griego antiguo y un poquito de armenio, es una caja de sorpresas.

Es fácil imaginarla de pequeña, con esos ojos llenos de curiosidad y timidez que todavía conserva. Tsekidou nos cuenta que cuando era chiquitita tenía un montón de sueños, desde ser peluquera, hasta viajar constantemente; ya solo le falta ser peluquera. Pero el sueño de ser artista, y más concretamente pintora, nació en Grecia, cuando en el colegio, su profesor reconoció en ella unas capacidades muy especiales para la pintura y la invitó a sus clases particulares de pintura “a raíz de esto, empecé a darme cuenta que podía estudiar algo que me gustaba, ahí fue el empujón que me dio él, yo tenía 14 o 15 años” nos cuenta Tsekidou.

Este mismo profesor fue el que se convirtió en su referente, en la persona que la inspiró a la hora de pintar. Una vez que termino el colegio, siguió estudiando y tuvo varios profesores, pero nos confiesa que ninguno le llegó a inspirar tanto como su primer profesor, “viendo sus cuadros, la manera que pintaba, me inspiraba, y yo llegaba todos los veranos solamente para visitarle en su estudio y ver que más hacía, y eso para mí era como… me alimentaba para todo el año, me daba tantas ideas…” nos cuenta Victoria. Otra cosa que nos llama mucho la atención de ella es que todavía sigue en contacto con él e incluso con profesores de Rusia, como su primera profesora, porque le gusta mantener las relaciones con personas que han aportado cosas buenas en su vida, aunque no sea una relación consistente de estar llamándose diariamente, pero le gratifica saber que cuando llama a la puerta de cualquiera de ellos, siempre la tiene abierta, igual que ella siempre está para ayudar a los que la han apoyado, eso dice mucho de cómo es como persona.

Es evidente que le hace feliz pintar, que está contenta de haber cumplido su sueño de vivir de la pintura. Es una persona muy creativa, interesante, con una sensibilidad a flor de piel que se nota en su obra, nos explica que le encanta cuando la gente entra en su galería y percibe esa sensación de amor, de felicidad, de algo bonito que ven en su obra, le complace cuando se enamoran de su obra y la compran, le encanta que siempre vuelvan a por más y, le fascina pensar que cuando tienen sus cuadros en casa, reciben el amor y bienestar que ella plasma en los lienzos, mitigando todas las imágenes que a diario nos machacan de noticias preocupantes o del estrés diario, todo eso le provoca un placer enorme.

Cuando le pregunto por qué debería entrar en su galería, Victoria no duda en responder “Porque te llevarías un trocito de amor. Me gusta que la gente lo vea así, porque son imágenes de amor que representan solo eso”.

Detrás de ella hay un cuadro muy llamativo de Marilyn Monroe, y lo que lo hace tan especial es que está pintado con círculos, pero apenas se nota, es toda una obra de arte. Me explica que le gusta experimentar con otras cosas, que le mantienen despierta para seguir aprendiendo nuevas técnicas y texturas, que le motiva probar cosas nuevas porque la creatividad se convierte en magia.

Siempre hemos escuchado que el estado anímico del artista influye en su obra, pero Tsekidou nos dice que no es su caso, “obviamente yo no soy todo happy, si miro mis cuadros no es así, mi vida personal aún no es así, para nada, que yo tengo mis problemas, y muchos, pero es algo distinto para mí, yo creo que la creatividad la puedes desarrollar, la puedes enfocar con técnicas, es algo que puedes aprender para que la creatividad surja y se desarrolle un poquito más, pero el sentimiento no, es lo que tu defines, lo tienes dentro”. Lo que sí es cierto, es que cuando pinta se siente feliz, es algo que la transporta a otro mundo, a su mundo, su momento…

Victoria Tsekidou define el arte como, “el arte es una locura, cada persona tiene arte y lo percibe a su manera. Para mí es lo que hago, pero es lo que hago a diario también, de cualquier cosa, el arte incluso es hablar con una persona, poder conectar o, cocinar también, yo veo arte en todo. Hubo un tiempo cuando estudiaba, que veía todas las cosas en blanco y negro, en formas y formas de luz y sombras. Cuando me daba clases mi profesor en Grecia, cuando para entrar en la escuela de arte tenías que saber muchísimo las técnicas de pintar en vivo, por ejemplo, las cabezas de esculturas, de bustos, entonces, tenías que ver solamente la forma de luz y sombra, entonces, me ha afectado tanto en diario que ya no veía ni personas, ahh mira, mira que luz tienes ahí en la nariz. Entonces eso ya forma parte de tu vida diaria, tanto, que en todas las cosas que haces al final… y la creatividad surge ahí, en probar”.

Lo asombroso es que aun viviendo de lo que le gusta, no tiene intención de parar, quiere más, necesita más, sigue soñando con cumplir nuevos objetivos que van desde presentar otra colección de cuadros, hasta convertir su galería en algo más interactivo, donde realizar presentaciones de libros, hacer reuniones creativas, charlas para intercambiar ideas y conocimiento, incluso tener un espacio distinto, más grande o, introducirse en el mundo de las franquicias y expandir su marca. Sabe que para desarrollar esto necesita un buen plan, publicidad, organización y ponerlo todo en práctica, pero se ha dado un plazo de 5 años para conseguirlo. Le gusta que las cosas fluyan, “tampoco me gusta machacarme si no llego al punto que he querido llegar, no, que no pasa nada, que ya llegará otra oportunidad, que ya se abrirá otra puerta, espero (risas)” dice Tsekidou.

Algo que no puede faltar en la vida de Victoria es la ilusión, “no me pueden faltar cosas que me ilusionen. Me puede ilusionar cualquier cosa, incluso un abrazo de mi niña, de mi niño, me ilusionan estas cosas muy sentidas que a diario tenemos, pero me ilusionan… soy tan sensible que con cualquier cosa puedo llorar”.

Si pasamos al plano más personal, admite que le encanta estar con sus hijos, que la tienen tan entretenida que ni hobbies necesita, ya que su trabajo es su hobby, vaya suerte tiene, y que poquitas personas pueden decir eso de su profesión.

Para finalizar, le pido que me diga su palabra favorita “extraordinaria, quiero hacer cosas extraordinarias… me gusta la idea de ser extraordinaria, no solo por mí, por cualquier persona, cualquier cosa que haga me gusta ver algo distinto, algo extraordinario, algo que nadie puede alcanzar” finaliza Victoria Tsekidou.

Si el amor se puede explicar en un lienzo, el pincel es el medio por el cual Victoria expresa sus sentimientos. ¿Estáis preparados para empaparos de amor?

Donde podéis encontrar la galería de Victoria Tsekidou «Little People Gallery Shop«

Dirección: C/ San Juan, 23 – 29005-Málaga

Teléfono de contacto: 722 54 22 93

Autora de la entrevista: Sara Gili – Directora de «Ciudad con Alma»