“Quiero inmortalizar Málaga”
No pide café. Remueve una coca-cola a la velocidad que desvela un alma inquieta. La de una persona humilde que valora cada día porque sabe que morirá. La de un actor visceral, que nace con cada personaje porque cree en su inmortalidad. Un malagueño que empezó desde menos cero a construir el sueño de vivir de su talento. Le conocimos en televisión hasta alcanzar la popularidad de la mano de Alex de la Iglesia. Ahora se ha propuesto inmortalizar Málaga con su película: El berrido de los silencios.
¿Cómo te organizas?
-Duermo poco y mal. Soy pura energía.
-¿Con los pies en el suelo?
-Cuando en la vida consigues las cosas después de muchos años y sacrificio a fuego lento… los pies ya no se despegan del suelo nunca. Soy sencillo, no voy a fiestas y paso más tiempo en Malaga que en Madrid.
-Pero eso forma parte de tu trabajo, ¿no?
-Si, pero conforme voy cumpliendo años y después de muchos alejado, necesito cada vez más Málaga.
-¿Que encuentras aquí?
-Mi familia es muy importante. Tampoco me he aclimatado nunca a Madrid. Aquí miro a mi alrededor y estoy en mi tierra. Me refiero a la sensación de familiaridad. En un paseo, saludo varias veces, y me gusta ir andando a los sitios. Y mi proyecto no puede ser más malagueño: rodar escenas míticas de la historia del cine en localizaciones malagueñas es un canto de amor. Quiero inmortalizar Málaga.
-Desarróllame esa idea, por favor.
-Se me ocurrió hace casi quince años, cuando aquí nadie había hecho una película de parodias de películas, un género muy americano, la ‘spoof movie’. Me fascina, permite una libertad absoluta: no tengo que atarme a las leyes de la lógica. Y es un evidente gesto de cinefilia. Pero no son ‘sketches’, hay hilo argumental, una trama coral en la que los personajes pasan por situaciones que son claros referentes del cine. Pero es que además cada escena se rueda en una localización diferente.
-¿Y todo eso lo haces tu solo…?
-Verás, con el apoyo fundamental de mi hermano Javier, que es productor conmigo; con el de mi familia, que participa, y con el de más de un centenar de empresas malagueñas.
-¿Es tu meta esta película?
-Es mi hijo, por ahora mi único hijo. Me va a llevar cinco años de mi vida, ya llevo dos. A 365 días, 24 horas.
-Seguro que tienes maś metas, se te ve inquieto.
-Nunca dejo lo empezado. Cuando acabe, Dios dirá… pero quedan dos años de rodaje, uno de postproducción y estrenarla en el Festival de Cine de Málaga, que sería mi sueño.
-Eres el gladiador del cine, como de otra época, ¿te sientes coetáeno?
-Soy muy romático. Si te dedicas a esta profesión, hay que tener un poco de idealismo. Vives en la cuerda floja y hay que ser un romántico para enfrentarse a molinos de viento.
-¿Quién es tu Sancho, Quijote?
-Lo he sido yo durante muchos años. Trabajaba en el negocio familiar mientras soñaba con ser actor. Una noche llegué a casa, me pregunté si quería seguir así sin intentarlo al menos. Fue el primer día del resto de mi vida. Ahí empezó mi travesía del desierto. ¡He llorado tanto en Madrid!
-¿Por qué?
-Por todo. Impotencia, rabia, soledad, fracaso… por no tener dónde dormir ni qué comer. Fueron años muy duros. Y no quería volver a casa sin haber cumplido expectativas.
-Pero has llegado muy lejos…
-He llegado a vivir de mi trabajo, eso es un éxito.
-¿Mereció la pena?
-Sin duda. La fuerza la da la vocación. Como dice un conocido director de ‘casting’ americano: “Si tienes alguna posibilidad de ser medianamente feliz haciendo otra cosa, hazla. Esta es una profesión para enfermos sin remedio y que están tan tocados por esa necesidad, que no tienen elección”. Yo soy uno de esos.
Texto: Princesa Sánchez
Fotografías: Antonio Hurtado
Buenas tardes,
Que buen actor es este hombre. Con ganas de ver su película!
Adela buenas tardes,
Como actor Jaime es excepcional, pero como persona es aún mejor y podemos dar fe en Ciudad con Alma de que es así.
Saludos…
Buenas tardes,
Grande como actor y como persona. Sabe meterse en la piel de los personajes que interpreta, me encanta.