Primera plana: «autismo»

El autismo está presente desde el nacimiento, aunque no se detecta hasta más adelante. Está provocado por una disfunción en el cerebro donde las causas todavía no están claras, pues se cree que hay una carga genética bastante compleja.

La dificultad básica en el autismo es social. Las personas con autismo encuentran difícil comprender el mundo alrededor de ellos, especialmente a las otras personas.

Según la OMS las personas con autismo tienen déficits que se sitúan en diferentes áreas de su desarrollo, específicamente en tres áreas: lenguaje y comunicación, relaciones sociales y la imaginación.

“Las capacidades intelectuales de algunos niños con autismo mejoran desde la niñez y a lo largo de la adolescencia, debido a la adquisición del lenguaje”

En resumen, se caracteriza por problemas en las áreas cognitiva, social y de comunicación, y se acompaña de conductas estereotipadas. Entre ellas la autoagresión, ecolalia y el apego estricto a rutinas.

¿Cómo se presenta el autismo?

El Manual de Diagnóstico Estadístico de Trastornos Mentales IV (DSM-IV-TR) clasifica el autismo como un trastorno generalizado del desarrollo, el cual tiene cinco formas de presentación:

1. El autismo clásico: muestran dificultades en la interacción social, en el desarrollo del lenguaje y en la restricción del comportamiento.
2. El síndrome de Asperger: no muestran tener habilidades sociales, tienen una baja coordinación y concentración, y un rango restringido de intereses; su lenguaje se considera normal y su inteligencia es normal o superior.
3. El trastorno desintegrativo infantil: es una entidad rara, en ella el desarrollo del niño aparenta ser normal pero después de los dos años hay una regresión conductual en diversas áreas del desarrollo
4. El síndrome de Rett: este se presenta exclusivamente en niñas. Está asociado a una alteración del lenguaje y de la coordinación motora junto con un deterioro cognitivo grave o severo.
5. Trastorno inespecífico generalizado del desarrollo: Los pacientes muestran una dificultad severa y generalizada en el desarrollo de habilidades de la comunicación verbal y no verbal, en sus interacciones sociales, su comportamiento e intereses, y en actividades estereotipadas, pero no cumplen los criterios para ser clasificados en alguna de las cuatro formas descritas.

¿Cómo puedo identificarlo?

Según Carlos Carrascón, psicólogo sanitario del “Equipo Técnico Autismo Aragón”, las señales de alerta inmediatas son:

• No balbucea, no hace gestos, como señalar o decir adiós con la mano, a los 12 meses.
• No dice palabras sencillas a los 18 meses
• No dice frases espontáneas de dos palabras a los 24 meses
• Cualquier pérdida de habilidades del lenguaje o a nivel social a cualquier edad

Factores que nos pueden ayudar a detectar un caso de autismo según la edad:

Antes de los 12 meses:

• No dirigir la mirada a personas frecuentemente
• No muestra anticipación cuando va a ser cogido
• Falta de interés en juegos interactivos simples

Después de los 12 meses:

• No señala para pedir algo
• No responde a su nombre
• Ausencia de imitación espontánea
• Ausencia de balbuceo comunicativo (como si conversara con el adulto)

Entre los 18-24 meses:

• No mira hacia donde otros señalan
• Retraso en el desarrollo del lenguaje expresivo y/o comprensivo
• Falta de juego funcional con juguetes o presencia de formas repetitivas de juego con objetos
• Falta de interés en otros niños o hermanos
• No responde cuando se le llama
• Antes usaba palabras, pero ahora no

¿Qué hacer cuando hay sospechas?

Si después de leer los factores que nos indican un posible caso de autismo piensa que su hijo puede padecerlo, puede solicitar una valoración por parte del Centro de Atención Temprana (CAT) a través de pediatría o, incluso, desde las escuelas.

Este centro está dirigido a atender las necesidades lo más temprano posible de los menores de 0 a 3 años que presentan alteraciones en su desarrollo o riesgo de padecerlas.

El CAT realiza una valoración funcional con el objetivo de atender las necesidades del menor. Como resultado de la valoración tenemos la identificación de factores de riesgo para el desarrollo biológico, psicológico y social. Esta determinación permite comprender la problemática del niño/a, sus capacidades y sus posibilidades de desarrollo en el contexto de la interacción familiar y del entorno.

¿Qué ayuda necesitan?

Los niños diagnosticados de TEA se encuentran dentro del grupo de alumnos con NEE (necesidades específicas), por lo tanto, precisan de una metodología adaptada y, en algunos casos, refuerzo escolar y adaptación del currículo.

En Málaga podemos solicitar ayuda tanto en la Asociación de Padres de Niños y Adultos Autistas (Apnaa) como en la Fundación Autismo Sur

Consejo de los profesionales

Dos profesionales de la logopedia, especializadas en niños con trastornos del lenguaje y la comunicación, han querido dedicar unas palabras a aquellas familias que viven la incertidumbre después de que a sus hijos le detecten TEA.

Paula Calderón dice: “En primer lugar, les diría que es importante que acepten el diagnóstico. Para ello, puede ser útil la psicoterapia, la cual les ayudará a lidiar con el estrés y las inseguridades, y a establecer metas funcionales y positivas. Una vez aceptado el diagnóstico, deben aceptar que los Trastornos del Espectro Autista (TEA) son trastornos del desarrollo que persisten durante toda la vida, es decir, no tienen cura. Por lo tanto, si su hijo tiene autismo lo va a tener durante toda su vida. Por último, les diría que las personas con TEA pueden tener una vida tan plena y feliz como la de cualquier otra persona ofreciéndoles las ayudas y adaptaciones necesarias.”

Así mismo, Dolores Aroca añade: “En un primer momento les indicaría que no saquen conclusiones precipitadas; deben dejar los prejuicios y estereotipos a un lado y centrarse en su hijo. Que se informen acerca del autismo y acudan a talleres para familiares acerca de cómo intervenir con personas con este trastorno y sobretodo que se mantengan fuertes para poder conseguir que su hijo sea todo lo independiente que sus necesidades le permitan, tratando de evitar que el menor esté “dentro de una burbuja”.

Autora del reportaje: Noelia Ruiz