¿Piensas en positivo?
¿Pero qué clase de pregunta es esa? “Claro que sí” Cómo no vamos a ser positivos. En los tiempos que corren o eres positivo o no puedes conseguir lo que quieres. Seguro que te suenan frases de este estilo: “como sigas pensando así no vas a conseguir nada”; “si te lo crees lo conseguirás”; “deja de lado los pensamientos negativos, céntrate en lo positivo”; “rodéate de gente positiva”; etc.
¿Cuántas veces al día escuchamos este tipo de frases? ¿Cuántas veces al día nos las decimos a nosotros mismos o a las personas que nos rodean?
Este artículo no pretende hacer una crítica fácil al positivismo imperante y sus múltiples formas en la que se expresa, como esas maravillosas tacitas que nos acompañan a todos en nuestro día a día.
Más bien, la finalidad de este artículo es desentrañar los motivos reales que hay detrás del surgimiento de esta regla social de tener que sentirnos siempre bien, de ser positivos.
Pero antes de nada, me gustaría plantearos la siguiente pregunta: ¿Para qué quieres ser positivo? ¿Para qué quieres estar bien? Indudablemente, todos los que os hayáis contestado a esta pregunta os habréis dado cuenta de que el motivo principal por el que queréis estar bien o ser positivos es para llevar a cabo una serie de acciones o actos en vuestra vida que son de suma importancia para vosotros o las personas importantes que os rodean. Por ejemplo: “me gustaría ser feliz para poder disfrutar más de mis hijos y hacer más cosas con ellos”; “me gustaría ser valiente para decirle a la chica que me gusta lo que siento por ella”; “me gustaría tener más confianza en mí misma para saber que puedo hacer ese trabajo”; “me gustaría ser más fuerte para decir que no”; “me gustaría tener ganas para poder llevar a cabo ese proyecto en el que llevo meses pensando”
Si nos fijamos en todas esas frases del párrafo anterior, podemos ver cómo en ellas se esconden una regla del tipo: si tengo/siento A, entonces hago B. Y la sociedad se ha encargado en fortalecer esta relación en la que para hacer algo que es importante para nosotros tenemos que estar bien, en el sentido de reunir una serie de pensamientos, creencias, ideas, sentimientos y sensaciones que se han catalogado como positivos. En cambio, cuando tenemos las sensaciones o pensamientos opuestos, ¿qué hacemos?. Pues acorde a lo que se nos ha inculcado desde muy jóvenes, paramos nuestra vida y empezamos a hacer cosas para tratar de cambiar este estado que se ha catalogado como negativo, anormal, sinónimo de enfermedad y que es “limitante”.
Es normal que, en este contexto, en el que se ha tachado al malestar como algo “negativo” y que tiene que ser evitado, las personas nos hayamos convertido en intolerantes del malestar. Y un ejemplo de esta intolerancia es el incremento del consumo de ansiolíticos, antidepresivos y somníferos, que ha situado a España como uno de los principales países de Europa que más consume este tipo de psicofármacos. Así como la proliferación de artículos vitamínicos para encontrarnos más optimistas, con más entusiasmo, energía, etc. Seguro que a más de uno se le vendrá a la memoria algún que otro anuncio relacionado con esto. Todo esto con el propósito de crear un estado de ánimo más positivo y rechazar uno negativo.
Parece pues, que todo este incremento de pensar en positivo y ver el lado bueno de las cosas esconde la necesidad de no estar en contacto con esa parte “negativa”. Y esto no supondría ningún problema si, de verdad, tuviéramos la capacidad de poder controlar nuestros estados de ánimo, pensamientos o sensaciones una vez que ya están presentes en nosotros.
¿Cómo? ¿No podemos controlar nuestros estados internos? Vamos a hacer un prueba: trata de imaginar con la mayor exactitud posible un gran y hermoso oso rosa. Trata de imaginar cómo son sus orejas, sus patas, etc. ¿Ya lo tienes? Pues bien, ahora elimínalo, bórralo de tu memoria. ¿qué ha ocurrido? ¿Se ha ido? ¿Se ha ido del todo?
Como te habrás dado cuenta, a través de este ejercicio o a través de tu experiencia en la vida las personas no poseemos la habilidad para eliminar, suprimir o modificar nuestro contenido mental, al menos, de forma permanente.
Sin embargo, aunque la mayoría de personas somos conscientes de esto, cada vez que surge un evento interno “negativo” en nosotros (“no soy capaz”, “tengo miedo”, “no me siento seguro”, “estoy nervioso”, “no tengo ganas”, etc. ) tratamos de hacer lo que sea para cambiarlo por alguno más “positivo”.
Con el principal problema de quedar “esclavizados” al tener que cambiar algo que surge en nosotros como condición para llevar a cabo algo que es importante para nosotros.
Si bien, no podemos controlar nuestros estados internos, sí que podemos controlar qué hacemos cuando estos aparecen. Haya el evento privado que haya, nosotros somos los últimos responsables en elegir qué hacer: tratar de cambiar ese evento privado o hacer algo en dirección a nuestros valores.
Imaginad la siguiente situación: un alumno de magisterio que en su futuro le gustaría llegar a ser maestro. Sin embargo, en el curso actual, cada vez que tiene que realizar un trabajo de exposición siente muchos nervios y además le vienen pensamientos como: “no me va a salir bien”, “me voy a equivocar”, etc. Animados por nuestro espíritu más positivista le aconsejaríamos que no pensara así, que debe de pensar que le va a salir estupendo, que eso son tonterías, etc. Y, justamente, estaríamos entrando en esa lucha por cambiar algo que ya es y que, ineficazmente, no podemos cambiar. Y más importante aún, que no necesitamos ineludiblemente cambiar para poder llevar a cabo aquello que queremos hacer.
Tal vez, sea más eficaz centrarse en lo que uno sí puede controlar, que en este caso, sería el hacer o no la exposición. Darle espacio, convivir y aceptar todos esos eventos internos “negativos”. Aceptar implica estar dispuesto a estar en contacto con todos aquellos eventos que nos generan malestar justo en el momento en el que se da, tal y como son, sin tratar de modificarlos o eliminarlos, dirigiendo nuestros actos hacia las cosas que valoramos.
Es probable, que a corto plazo esta situación le resulte muy difícil. Sin embargo, a largo plazo, habrá aprendido a convivir con esos pensamientos y sensaciones “negativos” y no le supondrán un problema. Y lo que es mejor aún, habrá dedicado su tiempo y esfuerzo a hacer algo que realmente le importa y no a tratar de luchar con sus estados internos que le generan malestar.
Haz que lo que te mueva en tu vida sea la persona que quieres llegar a ser. No dejes que tus emociones, bien sean positivas o negativas, dirijan tu vida. Ahí es donde se haya la libertad de la persona.
Adrián Muñoz
Psicólogo y formador
677 25 17 15
Buenos días,
Me ha gustado mucho el enfoque del reportaje. Y entiendo que de lo negativo se puede sacar algo positivo revirtiendo esa situación que nos produce malestar.
Buenos días,
Es cierto que nos han educado con lo que lo negativo siempre es malo y eso no nos deja ver que eso forma parte de nuestro día a día y que lo podemos aprovechar a nuestro favor.
Buenos días,
Tiene toda la lógica lo que nos cuentan en el reportaje, ya lo dice el dicho popular «de lo malo siempre se aprende». Creo que lo importante es asumirlo y saber administrarlo en nuestro propio bien.
Hola Marisa,
Efectivamente, de todo se aprende. Por eso es importante estar abierto a cualquier tipo de experiencia que tengamos, sea negativa o positiva. Todas suman y de todas aprendemos.
Gracias por tu comentario!
Adrián M.
Buenos días,
Es cierto que debemos de asumir todo lo que nos rodea, sea bueno o sea malo, pero a quien no le gusta ser positivo??. Es que la vida se ve de otra manera, ese es mi punto de vista.
Buenas Pablo,
Sin duda alguna, que bien se ve la vida desde ese polo positivo de la vida. Y es así por qué hemos aprendido a que es desde ese polo (+) desde el cual tenemos que partir para emprender cualquier tipo de acción en dirección a nuestros valores.
Muchas gracias por tu comentario!
Adrián M.
Buenos días,
Después de leer el artículo tengo una perspectiva totalmente diferente, y es que hay que ver como cuando te inculcan una cosa, piensas que eso es así, y no, todo no es o blanco o negro.
Buenos días,
El ser humano es un todo con lo bueno y con lo malo y eso debemos de aceptarlos. Es cierto que el pasado, pasado es, pero queramos o no forma parte de nosotros y es fundamental asumirlo. De todo se aprende en esta vida.
Buenos días,
Este artículo pone de manifiesto que todo en esta vida no es color de rosa y que debemos de concienciarnos de que lo negativo puede ser un aporte positivo.
Hola Candy,
Como bien dices: «la vida no es de color rosa». Más bien, la vida es todo un desafío que nos expone a múltiples situaciones que nos generarán estados de ánimo más positivos o negativos. Pero que ambos, forman y conforman la vida en sí misma.
Gracias por tu aportación,
Saludos!
Adrián M.
Buenos días,
Me gusta la frase «nos hemos convertido en intolerantes del malestar» y es que es cierto. Parece que todo lo que se salga de los cánones establecido no vale y para mi es todo lo contrario, ese es mi punto de apoyo para el cambio.
Buenos días,
Me ha parecido un reportaje muy bueno y muy acertado. Pocas personas hablan de la importancia de que seamos los dueños de nuestra vida. Siempre habrá eventos positivos o negativos, pero no podemos dejar que esas emociones, nos dirijan. Nosotros somos los dueños, nosotros somos los que mandamos sobre nosotros mismos, no nuestras emociones. Es muy difícil trabajar en ello puesto que siempre nos han enseñado que solo podemos sonreír, que llorar es de débiles. Pero darse cuenta es el primer paso para el cambio, no?
Hola Carolina,
Totalmente de acuerdo contigo, lo importante no es si somos positivos o negativos. Sino llevar una vida acorde a nuestros valores. Los pensamientos y emociones, como todo en esta vida, son temporales y fruto del contexto y nuestra historia.
Muchas gracias por su comentario,
Saludos!
Adrián M.
Buenos días,
Estoy de acuerdo con Carolina, para empezar con el cambio lo primero es aceptar nuestra realidad, sino es imposible.
Y para mi, llorar y admitirlo, es de valientes, por mucho que nuestra sociedad se empeñe en lo contrario.
Buenas tardes,
Desde siempre nos han inculcado unos estándares como pilares fundamentales, y eso es una creencia errónea, todo coexiste, lo bonito y lo feo, lo positivo y lo negativo y esto es precisamente lo que hay que aceptar, que todo vale, lo importante es aprovechar lo que nos sirve de cada parte.
Hola Valeria,
Lo has explicado estupendamente, todo vale. No hay nada malo o anormal. Lo realmente importante en la vida es saber darle la importancia a las cosas que lo tienen y no quedar atrapados en valoraciones o juicios sobre las cosas o nuestros estados internos.
Gracias por tu comentario!
Saludos!!
Adrián M.
Buenas tardes,
Hombre ver la vida desde un prisma de positividad creo que es primordial para poder avanzar en todos los niveles, ahora bien, eso no quita que debemos asumir todo lo negativo que nos puede llegar en la vida, se trata de sacar lo «positivo» de lo «negativo».
Buenas tardes,
Hay una cosa clara, por un lado, a todos nos gusta ser positivo y por otro, todos hemos vivido algo negativo, ahora bien, la cuestión es saber hacer funcionar esa mezcla bien. Y eso todo el mundo no sabe hacerlo por desgracia, con lo que lo suyo es trabajar en ese sentido y quitarnos patrones establecidos.
Buenas tardes,
Estamos encorsetados con todo lo que nos han ido enseñando de pequeño, y es cierto, que lo negativo siempre lo ponían como un tabú, una cosa mala, etc…. y eso después pasa factura. Con lo sencillo que es asumir que hay de todo y todo vale, lo suyo es encontrar ese parte válida de cada cosa.
Buenas tardes Isabel,
gracias por tu comentario.
Cierto, desde muy pequeño los padres se centran en tratar de proteger al máximo a sus hijos, de que no contacten con el malestar. Y justamente esto, contribuye a qué crezcamos siendo intolerantes al sufrimiento. Algo tan intrínseco a la vida misma.
Tal vez, sería más efectivo enseñar a los niños a buscar el bienestar como a tolerar el malestar.
Un saludo!
Adrián M.
Está claro que la sociedad o el ecosistema en el q vivimos es capaz de marcarnos la forma en la q tenemos q pensar ante determinadas situaciones, indicándonos lo “q esta bien y lo q esta mal”, y esto nos puede llevar incluso a una situación de fracaso si no seguimos estas reglas preestablecidas.
Comparto la visión de que no tomemos lo negativo como sinónimo de malo (tanto que pueda llegar a controlarnos y condicionar la forma de actuar o toma de decisiones), si no que aprendamos a convivir con ambas sensaciones, + y – , xa así de verdad ser los q dirijamos nuestras vidas.
Un saludo 🙂
Buenas tardes,
Coincido con Paula, hay que tomar lo negativo como el primer paso hacia lo positivo y saber combinar dicho ecosistema para saber realmente cual es nuestro objetivo o meta.
Saludos!
Buenos días Pilar,
Coincido contigo, las personas necesitamos conocer cuales son nuestros valores para establecernos objetivos y metas.
Y esto, eso lo que de verdad tiene que servirnos de impulso para nuestro día a día.
Que el acercarte a la persona que te gustaría ser sea tu primer y segundo paso. Deja que lo positivo o negativo sea algo más que te acompaña, no algo que te predisponga a movilizarte.
Gracias por su comentario.
Adrián M.
Buenas tardes,
Es que obsesionarse con querer estar siempre bien y que todo salga a pedir de boca nos puede llevar a un nivel de frustración muy grande del que puede resultar muy difícil salir. Por eso hay que saber entender que todas las sensaciones ya sean positivas o negativas son igual de válidas y que de lo malo se aprende más que de lo bueno.
Saludos!
Buenas tardes,
Hay que ver como siempre han intentado hacernos ver que la senda de lo negativo hay que dejarla de lado, y eso bajo mi punto de vista es un craso error porque en la vida de cualquier persona conviven lo negativo y lo positivo y eso se debe de aceptar para poder avanzar.
Buenas tardes,
Pienso que lo importante es ser coherentes con los valores que tenemos y aceptar lo que nos rodea y aprender de cada situación, positiva o negativa, así creceremos como personas.