Masaje facial, la nueva técnica que incorporarás en tu rutina diaria

Igual que practicamos deporte para tonificar nuestro cuerpo, ¿por qué no practicamos el masaje facial? La gimnasia o masaje facial es una práctica cada vez más practicada tanto por jóvenes como adultos y es que esta técnica ayuda a conservar la estructura del rostro a la vez que retrasa la aparición de signos del envejecimiento. Nunca es tarde para comenzar a tener hábitos saludables que cuiden y sienten bien a nuestra piel. ¡Adéntrate en el mundo de los masajes faciales!

Hidratación diaria, descansar lo suficiente u oxigenar la piel son algunos de los consejos más escuchados cuando comienzan a aparecer en nuestro rostro esas pequeñas arrugas o signos de la edad. Desde Ciudad con Alma, te traemos una nueva técnica que además de sencilla, te será de gran ayuda para luchar contra el envejecimiento y conseguir un rostro terso y fresco sin necesidad de utilizar cremas milagrosas. Aun así, lo más importante para conseguir buenos y duraderos resultados es la constancia. Crea una buena rutina de cuidado facial y rejuvenece tu piel.

Antes de empezar, debes preparar bien tu piel para ser mimada. Para ello, es una buena idea aprovechar nuestra rutina diaria de belleza para limpiar en profundidad el rostro con un limpiador adecuado para nuestro tipo de piel. Usa un limpiador suave y enjuágate el rostro con agua tibia, luego sécate con una toalla aplicando pequeños toques. Una vez nuestra piel se encuentre lista, es el momento de comenzar a hacer un relajante masaje facial.  Y recuerda, estas rutinas son tan aptas para hombres como para mujeres.

1. Masaje de iluminación de la piel

Para este masaje debemos hacernos con un aceite, crema, o gel facial ya que esto facilitará el deslizamiento y mejorará la penetración del producto. Una vez aplicado en una fina capa, coloca las yemas de los dedos en la parte baja cuello y ve ascendiendo hasta la mandíbula ya que todos nuestros movimientos deben ser ascendentes y hacia fuera. Comienza a masajear el área linfática con movimiento circulares para liberar las toxinas y evitar que se acumulen en nuestro rostro. Realiza círculos amplios, pasando por debajo de la orejas y ejerce cierta presión en zonas que notemos tensión. También podemos emplear nuestros nudillos o dar pequeños pellizcos en esos puntos de presión.

Usando esos mismos movimientos, masajea durante un minuto los lados de la mandíbula, pasando de las comisuras de la boca a las fosas nasales y pómulos. A continuación, ascenderemos hacia nuestra frente y masajearemos cerca de las sienes en un movimiento hacia el centro desde los lados. Recuerda hacer todos estos movimientos en dirección ascendente. No debemos olvidarnos del área de los ojos y es que masajear el área de las cejas y las esquinas externas de nuestros ojos nos ayuda a combatir las ojeras.

Para finalizar, repasa suavemente todos los movimientos sobre cada área para que tu piel se vea brillante y rejuvenecida.

2. Masaje para aliviar el estrés

Al igual que el masaje anterior, debemos aplicar una capa ligera de aceite facial para poder deslizar con mayor facilidad nuestros dedos. Comenzamos a masajear con amplios círculos bajo las orejas y a lo largo de la mandíbula puesto que son estos lugares donde más tensión se acumula. Utilizando la punta de nuestros dedos conseguiremos aflojar los músculos de la zona.

Una vez masajeado, realiza movimientos circulares en la zona de los pómulos y las mejillas. Se recomienda variar el movimiento con pequeñas pulsadas y círculos de diversas aperturas. Tras unos minutos ejerciendo este masaje, coloca ambas manos en la cara y realiza un movimiento constante, aunque no brusco, del interior al exterior de nuestro rostro. El masaje debe de simular una caricia como si nuestros dedos se deslizaran en nuestro rostro.

Asciende el masaje hasta las sienes y la frente. La tensión producida en esta área puede ocasionarnos dolores de cabeza así que es importante dedicar bastante tiempo a relajar esta zona. Haz un movimiento en espiral y masajea ambos lados simultáneamente moviendo los dedos desde los lados hacia el centro. Continúa masajeando las esquinas externas de los ojos, moviéndolos hacia abajo hasta acabar en la esquina interna.

Si sientes presión en el área de la nariz, masajearla te ayudará a aliviarla. Prueba con apretar suavemente el área superior y deslizar los dedos hasta abajo hacia las fosas nasales. Por último, termina el masaje volviendo una vez más a cada área relajando cada zona de tu rostro.

3. Masaje lifting y reafirmante

El masaje lifting y reafirmante se enfoca principalmente en las áreas más secas de nuestro rostro. Para ello, comienza aplicando un poco de crema hidratante o aceite en el rostro y masajea el contorno de las comisuras de la boca utilizando la yema de nuestros dedos. Posteriormente, aplica cierta presión en el área de los pómulos con movimientos espirales y circulares para levantar y refirmar esa área.

Luego masajea el área de los ojos colocando los dedos en el arco de las cejas y deslizándolos por el exterior del ojo, desde fuera hacia dentro. A continuación, sigue con tus dedos a lo largo de la nariz y repite el movimiento en diversas ocasiones. Este simple movimiento te ayudará a levantar la piel hundida y evitar las patas de gallo.

Por último masajea la frente. Si nuestra frente cuenta con líneas horizontales que deseamos aclarar, debemos masajearlas en dirección contraria en lugar de hacia ellas colocando nuestras manos juntas y realizando un movimiento de zigzag. En el caso de que nuestra frente cuente con líneas horizontales, la mejor opción es colocar los dedos horizontalmente a lo largo de la línea y frotar suavemente de un lado a otro.

Ahora que ya conoces las ventajas de estos tres tipos de masajes faciales, ¿a qué esperas para ponerlos en práctica? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios y comparte tus trucos para conseguir una piel joven y tersa.

Autora del artículo: Paula Fernández