Un café con Adelfa Calvo

“Lo importante no es que tenga un Goya, lo importante es que yo soy nieta de la Niña de la Puebla”

Adelfa Calvo Soto es una gran actriz con más de 30 años de trayectoria. Tomando café, nos habla emocionada de su Premio Goya a la Mejor Actriz de Reparto por su Doña Lola en ‘El Autor’, bajo la dirección de Manuel Martín Cuenca, que también le valió el reconocimiento de la Unión de Actores y Actrices. Ha trabajado con Iñárritu, Zambrano, Armendáriz o Alberto Rodríguez, entre otros. Pero, sobre todo, reivindica sus orígenes: es hija de Adelfa Soto y nieta de Dolores Jiménez, La Niña de La Puebla.

-No es un nombre común. ¿Por qué Adelfa?

-Mi abuelo escuchó una bulería de El Sevillano, le gustó, se lo puso a su hija y ella a mí. De pequeña no me gustaba. Luego, me di cuenta de que me hacía especial.

-Por entonces, ¿ya sabías que querías ser de mayor?

-No quería ser artista, porque mi madre tenía que separarse de nosotros. Quería ser camarera de hotel, porque cuando íbamos adonde mi madre descansaba, me daba una esponjita y me decía: “limpia eso de ahí” para entretenerme.

-Imagino que venir de una familia de artistas tan grande marca…

-Soy quien soy por todas mis vivencias. He crecido jugando en el Teatro Calderón. Las óperas flamencas eran largas y había telones que se levantaban según la importancia de los artistas. Mi juego era pasar de un lado a otro del escenario.

-¿Qué aprendiste?

-Mi abuela era la matriarca. Veía que se tomaba muy en serio su trabajo. Hacía sacrificios por su voz. Recuerdo también con qué respeto trataba al público. Decía que había que ser artista encima del escenario, pero que abajo éramos todos personas.

-¡Qué diferencia con los aires de algunos famosos ahora!

-A mí la fama me interesa poco y la veo un tanto ridícula. Quiero ser de verdad y que mi trabajo sea de verdad. Los premios son importantes: dan valor y gratifican pero ya está. Comienza el día y eres la misma persona que debe seguir aprendiendo. Quien no lo vea así, se ama más a sí mismo que a esta profesión.

-¿Cómo es tu día a día?

-Cuando trabajo es trepidante. Fue duro pasar seis años fuera de casa haciendo 1.500 capítulos de Puente Viejo y una película entre medias. Reivindico una industria del cine de Málaga. No obstante, he aprendido a tener una familia fuera de la mía. He sido muy feliz y ahora he vuelto a casa a cuidar de mi madre.

-Eres una actriz muy reconocida

-Y eso me reconforta. El premio de la Unión de Actores me hizo especial ilusión, porque son los propios actores quienes votan y solo han visto mi trabajo. Y el Goya, todavía lo miro y pienso: “esto no me ha pasado a mí”. Estoy alucinada.

-Y grandes directores preguntándose que dónde estabas…

-Que te digan eso es curioso y triste.  Con la maravillosa cantera que tenemos en Málaga. Nos enfocamos al turismo y la cultura sigue siendo escaparate. Tenemos que hacer más cosas.

-Noto cómo sientes Málaga pese a no haber nacido aquí.

-Nací en Melilla. Y mi abuela, en Puebla de Cazalla en Sevilla.

-Tu abuela, la Niña de la Puebla, está enterrada aquí aunque no tenga el monumento que merece.

-Pues sí y te voy a explicar algo. Cuando murió, el Ayuntamiento de Sevilla nos dijo que la lleváramos allí, que le pondrían un monumento como es debido. Y dijimos que no porque su vínculo con Málaga era grande y sus hijos estábamos aquí. Pensábamos que Málaga le iba a dar el amor y respeto que merecía. Pero mi abuela no tiene nada en Málaga. Tiene una calle preciosa porque se la hicieron los vecinos. El Ayuntamiento no ha puesto nada. Nadie sabe que una de las mejores voces que ha dado la historia del flamenco pasó aquí la mayor parte de su vida, que sus hijos viven aquí y que está enterrada aquí.

-Te emocionas y estoy empezando a sentirme mal por habértelo recordado.

-Para nada, todo está conectado y si algo importa de lo que me pasa ahora es que puedo recuperar su memoria. Lo importante no es que tenga un Goya, lo importante es que soy nieta de la Niña de la Puebla.

Entrevista: Princesa Sánchez

Fotografías: Antonio Hurtado